La investigación por la muerte del cantante británico Liam Payne, ocurrida en un hotel de Buenos Aires, avanza con nuevas imputaciones. La jueza Laura Bruniard ordenó citar a indagatoria al empresario Rogelio Nores, amigo y mánager de Payne, acusado de abandono de persona seguido de muerte y facilitación de estupefacientes. Estas imputaciones también recaen sobre dos empleados del hotel CasaSur: el camarero Braian Paiz y Ezequiel Pereyra, quien asistió al cantante en sus últimas horas.
Entre las pruebas más relevantes se encuentra un correo electrónico enviado por la psiquiatra de Payne a Nores, donde advertía sobre el peligro de combinar antidepresivos con alcohol. Según la investigación, este mensaje demostraría que los involucrados conocían los riesgos que enfrentaba el artista y, aun así, habrían facilitado sustancias que agravaron su estado.
La jueza también imputó a Gilda Martín, gerenta del hotel, y a Esteban Grassi, jefe de seguridad, por su rol en el manejo de la situación. Entre los hechos que se investigan está una llamada al 911 realizada por un empleado minutos antes del desenlace fatal. Según testigos, Payne habría pasado sus últimas horas consumiendo alcohol y sustancias, además de haber tenido un altercado con trabajadoras sexuales en el hotel.
El comunicado oficial de la investigación señala que Payne, en el momento de su muerte, estaba en un estado tal que no podía comprender sus acciones ni adoptar medidas para protegerse. Las autoridades buscan determinar el grado de negligencia y complicidad de quienes lo rodearon en sus últimas horas.