La Justicia sigue investigando la muerte del cantante Liam Payne. En la primera audiencia, los acusados Ezequiel Pereyra, empleado del hotel CasaSur, y Brian Paiz, presunto dealer, se negaron a declarar. El jueves será el turno de Rogelio Nores, mánager y amigo de Payne; Esteban Grassi, jefe de seguridad; y Gilda Martín, gerenta del hotel.
Nores enfrenta cargos de abandono de persona seguido de muerte y facilitación de estupefacientes, lo que también implica a Paiz y Pereyra. Una prueba crucial es un correo de la psiquiatra de Payne, enviado a Nores, advirtiendo sobre los riesgos de mezclar alcohol con antidepresivos.

Las últimas horas del cantante
El 16 de octubre, Payne estuvo en un hotel de Palermo, donde consumió alcohol y drogas. Testimonios y chats revelan que contrató a trabajadoras sexuales y tuvo un altercado por la falta de drogas. Su estado de intoxicación lo llevó a desmayarse varias veces y destrozar la habitación antes de caer del balcón.
Según la Justicia, el músico no estaba en condiciones de actuar conscientemente, lo que descarta un acto voluntario. Las próximas declaraciones serán claves para definir responsabilidades.